Juan C. Bernal
Hoy quiero contar una vieja
Fabula llamada, “EL LEÑADOR Y LA SEPIENTE HERIDA”, en ella quiero expresar el
sentimiento de muchos y de nadie, los personajes como su nombre lo dice, son
ficticios, pero bien podrían reflejar el retrato fiel y exacto de algo o de
alguien en la vida real.
Hace años, en medio de una
serranía, habitaban varias familias, que dependían del fruto de sus manos, del
esfuerzo diario, unos cuidaban sus ovejas, otros algunas vacas, otros sembraban
un pedazo de tierra, cosechaban el frijol, maíz, calabazas, chile, jitomate,
cebolla y todo lo que en ella sembraban.
Pero había también un viejo
leñador, que el sostén de su casa era precisamente, la venta de cargas de leña,
incluso del carbón que en ocasiones hacía.
Su familia era numerosa, sus
hijos ayudaban a su viejo padre a llevar el sustento diario a la casa, un buen
día, el viejo leñador encontró en un viejo tronco, a una serpiente venenosa
herida, por suerte había escapado a unas personas que habían intentado acabar
con ella.
El color de su cuero, mesclado
con las hojas secas y la hierba seca, hicieron posible que la serpiente lograra
escapar de sus verdugos, entrando ella en el tronco del árbol.
Un buen día, el leñador se
disponía a derribar el viejo árbol seco, para sorpresa suya pudo ver a la
serpiente enroscada, logró ver también sus heridas, comenzó el viejo leñador hacerle
platica a la serpiente que, al escuchar el ruido, la falta de fuerzas en ella, se
dejó atrapar y fue llevada por el leñador a su casa, donde comenzó a curar sus
heridas.
Pasaron los días, el leñador
día a día iba a ver a la serpiente, con cuidado curaba sus heridas, cuando esta
tenía mejores condiciones de vida, le comenzó a llevar ratones para alimentarla.
Y un buen día, llegó el leñador
al lugar donde había dejado a la serpiente, comenzó a buscarla en el sitio
donde siempre la encontraba y no pudo verla, desconsolado el leñador decide
salir del viejo escondite cuando de repente, sintió el feroz ataque de la serpiente.
El viejo lañador sin entender
lo que había ocurrido, le habla a la serpiente y le dice, “porque me atacas serpiente,
si yo lo único que buscaba era ayudarte a sobrevivir, pensaba incluso
regresarte al bosque en cuanto estuvieras totalmente restablecida, y le
contestó la serpiente, se te olvidó que soy una serpiente”.
A veces las personas ayudan a
alguien, cuando nadie confía en esa persona, le ayudan a construir una buena imagen,
le animan y le sana el alma, le piden a que siga intentando sus sueños, hasta
que un buen día, logra el objetivo deseado y de pronto, la serpiente que lleva
dentro sale de él, desconoce a quienes por años le ayudaron.
De pronto todas aquellos que impulsaron
a esa persona, son borrados y desconocidos, de pronto los que rodean a esa
persona, son aquellos que le odiaban y se burlaban de él, que le gritaban, “estas
loco, nunca vas lograr lo que buscas”.
Esto, lo podemos ver hoy en
presidencia, los acusadores y quienes se burlaron por años de Almaraz, están
sin pena alguna en algún puesto, mientras que aquellas mujeres y hombres, que
participaron en más de una campaña con él, hoy fueron desplazados, no fueron
recibidos incluso, pero años atrás, sin cobrar algún centavo, se entregaron en
cuerpo y alma, para construir una candidatura, hoy son menospreciados.
¿nombres? Claro que podría dar
nombres, por cientos, pero necesitaría contar con el aval de ellos para
hacerlo, por ello espero que esta vieja fabula, del “LEÑADOR SERPIENTE HERIDA”,
logre hacer recapacitar al que hoy en día, despacha como alcalde de Río Bravo…hasta
mañana.
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